Estaba ya la muerte auditando al contribuyente, en eso llega el contador a hacerle a ella frente, la muerte le dijo que pagara los impuestos que debía, por lo que el contador le respondió que no le alcanzaría, la muerte se llevó al contador porque pensó que era tranza, el cliente se salvó porque el sí tuvo cobranza.
La flaca quiso matar a la factura en papel mientras dormía, pero cuando se animó ya estaba toda fría, muchos lloraron por ella mientras se iba, y desde el inframundo el diablo solo reía, ya nadie la recuerda, ya nadie la extraña, pero no falta el abusado que la quiere como maña.
El SAT volvió loco al contador con tantas disposiciones, la mayoría eran tan malas como todos los panteones, el contador se cansó y se defendió como pudo, el SAT no respondió porque la ley lo contuvo, ahora ambos se han muerto por culpa de la parca, el contador descansa en paz, pero el SAT busca venganza.
Feliz día de muertos!
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